La infertilidad afecta aproximadamente al 15% de los chilenos. Las causas pueden radicar en el hombre (30%), en la mujer (30%) o en ambos e incluso, en algunos casos, la causa puede llegar a ser inexplicable.
Un 80% de los casos de esterilidad femenina se debe principalmente a:
En cuanto al varón, las principales causas de infertilidad masculina son:
Alrededor de 25% de los casos de esterilidad femenina se debe a un factor tubárico, es decir, a una alteración en las trompas de Falopio. En condiciones normales, las trompas se comportan como un caña de pescar recogiendo el óvulo liberado en la ovulación, trasportando los espermatozoides hacia el óvulo y conduciendo el óvulo ya fertilizado hasta el útero. El daño de las trompas parcial debido a una adherencia, o completo por obstrucción tubárica, impedirá este transporte y como consecuencia no se producirá la fecundación.
El daño tubárico puede producirse por:
El factor tubárico se relaciona también con embarazo ectópico, que es cuando el embrión no llega a la cavidad uterina por alteraciones en el diámetro y en la parte interna de la trompa que impide su adecuado transporte.
Existe una amplia relación entre la endometriosis y la esterilidad, ya que se constata que un 10% de las mujeres la padecen y un 35% de las estériles la presentan. Su nombre deriva de la palabra endometrio, que es el tejido que reviste el útero en su interior, y que se descama cada mes con la menstruación. La endomestriosis consiste en la presencia de este tejido endometrial fuera de su localización habitual que es dentro del útero. Su localización más frecuente es en los ovarios, trompas de Falopio, ligamentos que sustentan el útero, y revestimiento de la cavidad pélvica o abdominal. Es un tejido sensible a los cambios hormonales que se producen con la menstruación, y de ahí los síntomas que produce. Si bien algunas pacientes pueden no tener síntomas, lo más frecuentes son dolor e infertilidad.
El dolor puede estar relacionado exclusivamente con el momento de la menstruación, pero también puede haber síntomas gastrointestinales o urinarios, si estos implantes endomestriósicos invaden otras estructuras como intestino, vejiga, o recto. La infertilidad relacionada con la endometriosis puede derivar de los cambios que ocurren en la anatomía pélvica de estas pacientes durante los ciclos menstruales. Puede provocar obstrucción de las trompas o formación de quistes ováricos endometriósicos, que en ocasiones precisarán cirugía, con la consecuente pérdida de tejido ovárico y disminución de la fertilidad. Existen tratamientos tanto médicos como quirúrgicos, y en muchos casos la obtención de un embarazo puede frenar o mejorar la evolución de la enfermedad.
El diagnóstico de sospecha se puede establecer por la clínica y la visualización ecográfica de quistes chocolate, sin embargo un diagnóstico preciso sólo podrá llevarse a cabo mediante la visualización directa de las lesiones, que en ocasiones son de mínimo tamaño y únicamente es posible identificarlas a través de laparoscopia.
Esta valoración le corresponde al ginecólogo teniendo en cuenta el tamaño de quiste y la reserva ovárica o capacidad de respuesta del ovario afecto. La FIV es un tratamiento apropiado para la esterilidad asociada a la endometriosis cuando otras técnicas han fracasado. La gestación será una terapia temporal excelente para la mejora de la endometriosis.
Alrededor de un 20% de mujeres tiene ovarios poliquísticos (OP). Este término hace referencia al incremento del número de pequeños quistes (folículos antrales) en la superficie del ovario al analizarlo en las ecografías. Existe un gran número de mujeres con OP que no tienen problemas de ovular y quedarse embarazada.
Sin embargo, algunas de estas mujeres con este patrón ecográfico característico reúnen además la condición de Síndrome de Ovarios poliquísticos (SOP). Estas mujeres presentan ciclos menstruales irregulares o incluso ausencia de menstruación, por lo tanto tendrán problemas para quedarse embarazadas por la falta de ovulación.
Entre los factores determinantes de esta situación estarían el estres, la pérdida o ganancia de peso importante, excesiva producción de prolactina (hormona encargada de producir la leche materna) y los ovarios poliquísticos que merecen una mención especial por su complejidad y frecuencia.Aproximadamente un 35% de mujeres en algún momento de su vida presenta anovulación. El origen de la alteración hormonal puede estar en el hipotálamo, hipófisis, o en el ovario mismo.
Para estudiar la fertilidad masculina se lleva a cabo un análisis donde se testea el número, actividad y forma de los espermatozoides. Un resultado idóneo para concebir es tener más de 39 millones de espermatozoides en el eyaculado con al menos 32% de espermatozoides con movimiento progresivo y al menos un 4% de formas normales. Cuando se tienen cantidades menores la probabilidad de embarazo desciende considerablemente.
Sus causas fundamentales pueden hallarse a nivel de las glándulas del cerebro (hipófisis o hipotálamo) que producen las hormonas que regulan la formación de espermatozoides, a alteraciones genéticas (síndrome de Kinefelter, alteraciones de los genes contenidos en el cromosoma Y que regulan la formación de los espermatozoides) o por una gran cantidad de problemas de los testículos, como falta de desarrollo, desarrollo anómalo o falta de descenso en la bolsa.
Los espermatozoides pueden presentar anomalías en su movimiento (astenozoospermia), en su forma (terazoospermia) o su vitalidad (necrozoospermia).