• Nuevas tecnologías y mucha investigación han permitido, en otros avances, mejorar la selección embrionaria, aumentando las tasas de éxito de embarazo implantando un solo embrión
• Otro de los grandes hitos en esta materia es la utilización de material genético de un tercero, como esperma u óvulos, lo que ha abierto la posibilidad de lograr un embarazo en parejas lesbianas o mujeres que deciden ser madres en solitario
SANTIAGO, 22 DE JULIO DE 2019
Este mes se cumplen 41 años desde que nació el primer bebé producto de una Fecundación In Vitro (FIV). Se trata de Louise Brown, quien el 25 de julio de 1978, hizo historia al convertirse en la primera persona concebida bajo este método; el cual consiste en la unión del óvulo con el espermatozoide en el laboratorio-in vitro, con el fin de obtener embriones ya fecundados para transferir al útero materno. Hoy se estima que más de ocho millones de niños han nacido gracias a esta técnica, en todo el mundo.
“En estas décadas, sin duda, la medicina reproductiva ha avanzado a pasos agigantados. Investigaciones cada vez más acotadas, el uso de nuevas y mejores tecnologías, además de la constante incorporación de inteligencia artificial en los procedimientos, han permitido ayudar a miles de personas con problemas de fertilidad, lograr un embarazo exitoso”, explica el Doctor Carlos Troncoso, Director de IVI Santiago.
Al desarrollo de los tratamientos de FIV, se han sumado otros procedimientos que han permitido dar respuesta a las nuevas necesidades de los pacientes. Es así como el uso del banco de semen, por ejemplo no sólo ha ayudado a parejas cuyo problema de infertilidad es de origen masculino, sino además ha ampliado las posibilidades de la maternidad a parejas lesbianas ( o del mismo sexo), o mujeres que deseen lograr un embarazo en solitario.
En esta misma línea, la Ovodonación también ha aportado significativamente a obtener mayores tasas de éxito. “Este tratamiento es el proceso en el que una mujer recurre a óvulos de una donante para poder conseguir el deseo de la maternidad”, indica el doctor Troncoso. “En IVI Santiago contamos el banco de óvulos más grande del país, por lo que no hay tiempos de espera, y además, las pacientes pueden elegir a sus posibles donantes”, agrega.
Esta técnica es cada vez más utilizada, pues permite dar respuesta a la cada vez más común postergación de la maternidad. “Es una tendencia mundial y Chile no está exento. Cada año vemos más pacientes sobre los 40 años. Y para muchos de esos casos, la ovodonación resulta una muy buena alterativa”, explica el doctor Troncoso.
Otra alternativa para quienes deciden aplazar la maternidad es la preservación de ovocitos, procedimiento que nació como una esperanza para las mujeres que iban a someterse a tratamientos oncológicos o cirugía de ovarios, y hoy recurre a ella un mayor porcentaje de mujeres por motivos sociales. El método consiste en una “congelación” que técnicamente es una Vitrificación con sustancias crioprotectoras ultrarrápida, que permite preservar el óvulo en óptimas condiciones para ser usado cuando la mujer quiera. Gracias a los nuevos avances aplicados por los especialistas de IVI, se consiguen tasas de supervivencia de estos ovocitos del 90 %.
“Sabemos el desgaste anímico, emocional y económico que significa, para quienes no pueden lograr un embarazo de forma natural, el someterse a un tratamiento de medicina reproductiva. Por lo mismo, todos nuestros esfuerzos están en ofrecer un tratamiento que cuente con la última tecnología y métodos probados a nivel mundial. Han pasado 41 años desde que nació Louise Brown. Hacemos que el camino recorrido desde entonces, se note en la calidad de atención ofrecida a nuestros pacientes”, asegura categórico el especialista.
Un ejemplo de ello, es la realización del Test Genético Preimplantacional (PGT por sus siglas en inglés, Preimplantation Genetic Testing), examen que permite identificar alteraciones genéticas y cromosómicas en los embriones, antes de su transferencia al útero, seleccionando sólo aquel que podría dar lugar a un embarazo exitoso. Esta selección permite acotar la transferencia a un solo embrión evitando de esta forma los riesgos de un embarazo múltiple y los riesgos de transferencia de alguna enfermedad genética y/o cromosómica. Y también la aplicación del Test de Compatibilidad Genética o TCG, prueba que permite identificar en los futuros padres la presencia de genes causantes de enfermedades que podrían transmitir a sus hijos, a través de un sencillo análisis de sangre.