Por el Comité editorial de IVI Santiago
El estrés se describe con frecuencia como una sensación de agobio, preocupación y agotamiento. Puede afectar a personas de cualquier edad, género y circunstancias personales y puede dar lugar a problemas de salud tanto física como psicológica. Por definición, el estrés es cualquier experiencia emocional molesta que venga acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles. A veces, un poco de estrés viene bien porque da el empuje y la energía que se necesita para sobrellevar ciertas situaciones, como tomar un examen o cumplir con algún plazo en el trabajo. Sin embargo, una cantidad excesiva de estrés puede tener consecuencias sobre la salud y afectar adversamente el sistema inmunitario, cardiovascular, neuroendocrino y nervioso central.
El estrés afecta a las mujeres de manera diferente. Si bien es cierto que esta condición no sabe de géneros ni edades, el impacto físico y psicológico presenta ciertas particularidades en el género femenino. Es muy habitual escuchar en los medios de comunicación y en las revistas especializadas cómo se habla del estrés en términos genéricos, pero muy pocas veces se toma en cuenta por ejemplo la particularidad de la mujer, y en saber cómo afecta esta dimensión a su realidad personal. Las mujeres tienen una fisiología diferente a la de los hombres, ahí donde el peso de las hormonas hace que el estrés les afecte de un modo distinto.
Asimismo, si a ello le sumamos el hecho de que sus responsabilidades en ocasiones abarcan desde el campo laboral al familiar (cuidado de hijos e incluso de familiares ancianos), su realidad se ve entremezclada por muchos factores más.
El estrés es una de esas cosas difíciles de controlar en la vida, no se trata de querer o no sentirse estresado. Se debe poner atención en la realidad actual y comportamientos para tratar de reparar pequeños detalles de la vida cotidiana que aumentan la sensación de ansiedad y presión. Especialmente si se está embarazada o está intentando quedar embarazada.
Pero ¿qué hacer y cuáles son las consecuencias del estrés en el embarazo y la fertilidad?
Aquellos que han pasado mucho tiempo tratando de quedar embarazadas al menos han escuchado la frase “relájate, quedarás embarazada” no es tan simple y tan poco claro, ya que a menudo para lograr el embarazo una mujer tiene que superar dificultades físicas como la endometriosis, ovarios poliquísticos, o una causa de infertilidad en la pareja, pero en última instancia afectan a la pareja, ya que lograr el embarazo depende de ambos.
Cuando está embarazada, especialmente para las madres primerizas, es difícil evitar otros temores y ansiedades sobre la salud de su bebé o el desafío de ser madre. Unido a estos factores está la acción de las hormonas en aumento durante el embarazo.
¿Cómo afecta el estrés en la salud del bebé?
El estrés es el sistema de respuesta rápida del cuerpo a las amenazas externas, pero mantenerse estresado desestabiliza la salud. Con el trastorno emocional causado por el estrés, el cuerpo de la madre reduce las defensas que evitan que el bebé tenga contacto con sustancias que son malas para él. Algunas teorías señalan que el estrés prolongado durante el embarazo puede aumentar el riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer.
6 consejos para combatir el estrés durante el embarazo
No combata la fatiga: la progesterona, la hormona que reina durante el embarazo, tiene una serie de consecuencias, al igual que el efecto sedante en el cerebro de la futura madre. Intentar luchar contra la naturaleza puede generar mucha ansiedad. El embarazo no es una enfermedad, pero eso no significa que sea posible y aconsejable mantener el mismo ritmo de vida que antes del embarazo.
Tenga un buen prenatal: la información es un buen antídoto para los miedos, ya que estar informado elimina las incertidumbres relacionadas con la salud y el desarrollo adecuado del bebé.
Mantenga las actividades físicas: dentro de lo recomendado por su ginecólogo. Da preferencia a actividades más relajantes como aeróbicos acuáticos y yoga, por ejemplo.
Reflexione sobre sus propios pensamientos y reacciones: cuando pierda la paciencia con alguien, se enoje o quede insatisfecho, recuerde que la avalancha de hormonas del embarazo puede hacer que la situación parezca más grave de lo que realmente es. Respira hondo antes de revelar tu enojo o entristecerte por la actitud de alguien.
Dedicar tiempo a si misma: estar bonita, a ir a la peluquería, al centro de estética, al manicurista, etc. A menudo sentimos que los cambios que afectan a nuestro cuerpo son desastrosos e irreversibles. Pero se puede estar (y sobre todo sentirse) bonita y embarazada, y esto nos dará mayor seguridad y optimismo en el día a día.
Masajes durante el embarazo: en el embarazo, es una buena manera de descargar tensiones, de relajarse y dormir mejor, si se hace antes de la hora de acostarse mejor aún.
Es importante que aparte de tomar sus propias medidas para combatir el estrés, pueda recurrir a un psicólogo especialista quien podrá ayudar y le entregará más herramientas para superar esta condición, nuestra Unidad de Apoyo Psicológico es una real alternativa.
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