Por el Comité editorial de IVI Santiago
Practicar actividad física de cualquier nivel de intensidad es positivo para la calidad del semen. Fue lo que reveló un estudio realizado por investigadores de IVI Bilbao que analizaron a jóvenes entre 18 y 35 años, candidatos a donantes de semen.
Con este estudio, percibimos que la actividad física intensa se asoció a mejores parámetros de calidad seminal. Algo que hasta ahora divide a los expertos que recomendaron actividades físicas sólo con moderación, en la creencia de que el ejercicio de alta intensidad podría ser perjudicial.
Los parámetros utilizados por IVI a tener en cuenta son: los niveles de intensidad física, de manera de establecer una relación entre la actividad física y la calidad del semen, siguiendo el patrón del cuestionario de actividad física internacional (IPAQ), fueron 85 los voluntarios que se sometieron a esta investigación, que eran hombres jóvenes de entre 18 y 35 años candidatos a la donación de semen.
Los resultados fueron divididos en los niveles de actividad física: baja, moderada, alta y muy alta, obedeciendo al criterio de unidades energéticas (MET), que establece el gasto metabólico de la actividad y determina el desgaste energético del cuerpo a partir del tiempo empleado en la misma.
La conclusión de este estudio puede no ser válido para los hombres mayores de 35 años, sin embargo, entre los hombres del mismo grupo de edad analizado (entre 18 y 35 años) , es justo decir que el ejercicio físico de cualquier intensidad por lo menos tres veces a la semana puede servir para prevenir la esterilidad.
¿El ciclismo afecta la fertilidad masculina?
Muchos estudios afirman que pedalear muchas horas puede ser perjudicial para la fertilidad masculina no tanto por la actividad física, sino por el aumento de la temperatura de los testículos. Sin embargo, el riesgo de afectar la fertilidad no sería probable para aquellos que utilizan la bicicleta diariamente para ir al trabajo, por ejemplo, sino para aquellos que pedalean intensamente muchas horas al día.
Para consultar estos y otros temas relacionados con la infertilidad masculina, IVI Santiago cuenta con la Unidad de Andrología, en donde médicos expertos podrán evaluarte y recomendarte, por ejemplo, qué actividad física podrías realizar de acuerdo a tu caso en particular.
Como podemos ver el ejercicio nos ayuda a mantenernos sano y tiene una serie de beneficios para el cuerpo humano:
-Mantiene a tus músculos sanos. Tu flexibilidad, tu fuerza muscular, y la de tus tendones y ligamentos mejoran
– Ayuda a dormir mejor. Con un sueño más profundo que te permite tener mejor concentración en el día y aumentar tu productividad y estado de ánimo
– Mantiene a tus huesos sanos. Es muy importante para prevenir la osteoporosis (densidad baja de los huesos), previene la osteoartritis y el frecuente dolor de espalda baja es menor en la gente que hace ejercicio de manera regular
– Disminuye el riesgo de desarrollar diabetes (azúcar alta). El ejercitarte te ayuda a reducir tu peso y grasa corporal. Aumenta los niveles del colesterol bueno (HDL) y disminuye los triglicéridos. De manera importante mejora la tolerancia a la glucosa y disminuye la resistencia a la insulina
– Tanto el ejercicio aeróbico (correr, bicicleta, nadar) como el de resistencia (pesas) que aumenta la fuerza muscular, tienen beneficios probados. Entre ellos: mejora la función cardiovascular y respiratoria, aumenta el consumo máximo de oxígeno, mejora el suministro de sangre a los músculos, disminuye el pulso y la presión arterial
– En el área emocional, reduce la depresión y ansiedad, mejora la sensación de bienestar general y mejora el desempeño en el trabajo y actividades sociales
Recuerda siempre consultar con tu médico antes de realizar cualquier actividad física que requiera de un gran esfuerzo corporal.
¿Y cómo afecta el ejercicio en las mujeres?
La falta de ejercicio físico influye en la fertilidad femenina, ya que suele ir asociada al sobrepeso. Las mujeres que están afrontando problemas de fertilidad y deseen practicar deporte, deben buscar deportes de bajo impacto, como correr o trotar, esto debido a que el ejercicio intenso puede ser disruptivo para las hormonas e interferir con la ovulación.
La cantidad de ejercicio adecuado es difícil determinarlo, ya que varía de una persona a otra. La manera más eficaz para tratar los problemas reproductivos asociados con el ejercicio excesivo es disminuir o modificar la cantidad de ejercicio.
El sistema reproductivo es altamente sensible al déficit de energía, por ello, entrenamientos de alto impacto, que se practiquen más de dos horas al día pueden afectar la fertilidad.
Como ya lo dijimos el no practicar algún tipo de ejercicio sumado a una mala alimentación produce sobrepeso que puede reducir la calidad y la maduración ovocitaria en las mujeres. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad afecta a 140 millones de personas, afectando a la capacidad de reproducción de ambos miembros de la pareja y dando como resultado una menor tasa de implantación, así como un aumento en la escala de abortos.
Dos ejercicios sencillos que puedes practicar a diario
Flexiones de pecho
Se trata de un ejercicio ideal para fortalecer los brazos, la espalda, los abdominales, el pecho y los glúteos a la vez. Para llevar a cabo una flexión correctamente debes comenzar en el suelo boca abajo con tus manos y pies apoyados. Coloca tus manos más anchas que los hombros y las rodillas detrás de las caderas. A continuación, dobla los codos y baja el pecho y las caderas a la vez hasta que los codos estén en un ángulo de 90 grados. Finalmente, empuja tus manos para levantar el pecho y las caderas de vuelta a la posición inicial.
Sentadillas
Las sentadillas son uno de los mejores ejercicios para fortalecer los cuádriceps, los glúteos y las abdominales. Además, permiten aliviar el dolor de las rodillas al fortalecer los músculos sin ningún impacto para la articulación.
Para hacer una repetición es realmente sencillo. Solamente debes situar los pies separados a la altura de las caderas, mover los brazos hacia adelante y doblar la cintura como si quisieras sentarte en una silla. Asegúrate de que las rodillas no se muevan hacia adelante, sino que permanezcan detrás de los dedos de los pies mientras las piernas quedan en paralelo al suelo. Regresa a la posición inicial empujando tus talones y levantando los glúteos.
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