- No es ciencia ficción. La epigenética permite que una madre y su hijo sí tengan parecido físico y herencia genética, aun cuando el óvulo provenga de otra mujer.
- IVI Santiago tiene el Banco de Óvulos más grande de nuestro país, donde se reciben y estudian a todas las mujeres que quieren ser donantes.
SANTIAGO, 9 DE MAYO 2021
El año 2019, un estudio de la Fundación IVI publicado en la revista Development demostró por primera vez la relación genética entre la madre y el embrión, incluyendo el embarazo con óvulo donado, confirmando que la futura mamá sí es capaz de modificar la genética de su futuro hijo, aun cuando el óvulo sea de otra mujer, como sucede en los casos de tratamiento de Ovodonación. Aunque parezca increíble, esto se debe a la epigenética, que en palabras simples es la “comunicación” entre gestante y embrión, capaz de generar modificaciones en el genoma del bebé.
La Ovodonación
es uno de los tratamientos de reproducción asistida que se realizan en IVI Santiago, en el cual el gameto femenino es aportado por una mujer joven que no es la madre, y a la cual se le extraen múltiples ovocitos, los que se inseminan con espermatozoides, ya sean de la pareja de la receptora o de un donante de semen, para obtener un embrión que luego es transferido al útero materno. “En IVI Santiago apostamos por el Single Embryo Transfer o SET, es decir, la transferencia de un solo embrión con el propósito de lograr la implantación y evitar embarazo gemelar, y finalmente, un embarazo y un hijo sano. Los embriones que no se transfieren al útero materno se almacenan mediante la técnica de vitrificación de ovocitos, para ser utilizados en un futuro”, explica el doctor Eliseo Sánchez Esteves, especialista en medicina reproductiva de IVI Santiago.
La Ovodonación es considerada una de las técnicas más exitosas, y permite lograr un embarazo en mujeres en que han fallado los tratamientos homólogos de Fecundación in Vitro, por ejemplo o que por condiciones fisiológicas no pueden ser sometidas a este tipo de tratamiento. “Es uno de los tratamientos más eficientes de la medicina reproductiva, con tasas acumuladas de éxito que superan el 95%”, agrega el especialista.
¿El bebé se parecerá a mí?
Esta es una de las tantas preguntas que tienen las pacientes que recurren a tratamientos de ovodonación. Para seleccionar a la donante más compatible con la paciente, en IVI se tienen en cuenta diferentes factores, un proceso denominado Perfect Match 360º, que combina criterio humano con un programa informático altamente cualificado. Este sistema permite obtener una máxima semejanza entre la donante y la paciente a través de la similitud física (etnia, el color de ojos y de pelo, la altura y la complexión, el factor y grupo sanguíneo), compatibilidad genética, y un scan biométrico, que mediante un algoritmo de búsqueda utiliza criterios para encontrar a la donante que más se parezca y así hacer el match perfecto.
¿Para quienes?
En general la ovodonación se recomienda o está dirigida a mujeres de edad avanzada (sobre 40 años); con fallo ovárico por menopausia, fallo ovárico precoz o cirugía ovárica; aquellas que no pueden utilizar sus propios ovocitos, por mala calidad o por enfermedades hereditarias que no pueden ser detectadas por técnicas de PGT; con fallos repetidos en Fecundación in Vitro; con ovarios inaccesibles para la obtención de ovocitos; con alteraciones cromosómicas en ellas o los embriones y, sobre todo, es la técnica ideal para parejas de mujeres que quieren ser mamás.
Claves en todo este proceso son las donantes de óvulos, grupo que en estos últimos diez años ha crecido más de 300%. De todas las que se presentan, sólo un 30% cumple con las condiciones para ser finalmente donante, después de una serie de evaluaciones médicas, genéticas y una entrevista psicológica. De base se pide cumplir con los siguientes requisitos:
- Edad: 18 a 31 años
- Estatura mínima: 153 cm
- Historial genético normal
- Antecedentes familiares normales
- Normalidad del aparato reproductor
- Evaluación ginecológica completa
- Evaluación psicológica completa
Ya sabemos lo especial que tiene este tratamiento, un gran lazo científico, pero a la vez emocional que une al futuro bebé con su madre, cuya recompensa es finalmente mirar a los ojos a su hijo y saber que es su hijo.