Santiago, 8 de Agosto de 2013
El aumento de tratamientos en la franja de edad denominada maternidad tardía atiende a un cambio social que repercute de forma directa en un descenso de la natalidad. Según el libro “Salud en las Américas, panoramas regionales y perfiles de país”, realizado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con una tasa promedio de 1,45 hijos por mujer, Chile es el país con la tasa de fecundidad más baja de Sudamérica.
Esta realidad cada vez más frecuente se ha visto reflejada en un aumento de los tratamientos de reproducción asistida a este perfil de mujeres que ha dejado atrás la década de los 30. En 2012, IVI Santiago superó los 600 tratamientos a pacientes mayores de 35 años, entre los que se incluyen las técnicas más avanzadas.
“En el caso de aquellas mujeres que han retardado su maternidad y superan los 40 años, esta razón no es un impedimento para la gestación, pero sí hay que tener claro que la calidad de los óvulos empeora y eso hace que la fertilidad disminuya. Aunque la infertilidad afecta aproximadamente al 15% de los chilenos, en IVI Santiago ponemos a disposición de nuestros pacientes la mejor tecnología y una gran calidad asistencial”, afirma el doctor Carlos Troncoso, director de IVI Santiago.
Según estadísticas del Registro Civil, los bebés nacidos de mujeres de entre 40 y 45 años pasaron de 7.708 a 9.142 entre 2000 y 2010, lo que supone un aumento del 18%. Esta alza ha sido especialmente acusada en las mujeres de 42 años, con un incremento cercano al 29%.
Son varios los factores que influyen en la decisión de ser madre, ya sean laborales o sociales, razones por las cuales muchas mujeres acabarán acudiendo a un centro de reproducción asistida al advertir que su mejor momento emocional para afrontar la maternidad no siempre coincide con unas óptimas condiciones biológicas. Y es que, lo cierto es que la calidad ovárica de una mujer de 20 o 30 años no es equiparable a la que presenta una mujer de 40, ya que la fertilidad femenina desciende drásticamente a partir de los 35 años.
“La mayoría de las parejas chilenas están sufriendo los mismos cambios epidemiológicos que las parejas de los países desarrollados vivieron una década atrás: la mujer entró al mundo profesional, al de las carreras de postgrado, lo que provocó que postergaran la maternidad. Ese es el perfil de las parejas que suelen llegar a los centros de medicina reproductiva, tanto en Chile como en el resto del mundo”, afirma el Doctor Troncoso.
Cada día existen técnicas más avanzadas que hacen posible una personalización de los tratamientos de reproducción asistida y, por consiguiente, unas mejores tasas de éxito. Con este objetivo, IVI Santiago ha adquirido recientemente el Embryoscope, un avanzado incubador cinematográfico que permite observar al embrión minuto a minuto y escoger el mejor momento para transferirlo al útero materno. Ya son 120 las pacientes que están viéndose beneficiadas por el uso de este dispositivo de última generación, que permitirá incrementar en un 15% las posibilidades de embarazo.