Por el Comité editorial de IVI Santiago
Daniela Vargas, Psicóloga Clínica IV Santiago
La bienvenida del nuevo año suele estar rodeada de propósitos y desafíos para el periodo que comienza. Algunas personas se comprometen a cuidar más su cuerpo, otras piden éxitos laborales, y da la impresión de que se comienza “desde cero”, con una nueva oportunidad de conseguir lo que no se pudo llevar a cabo en el año anterior.
Para muchas parejas y personas, uno de los grandes proyectos es tener un hijo. Ya sea para ampliar una familia donde ya hay niños, o intentar por primera vez ser padres. Si este es un propósito de Año Nuevo, las parejas comenzarán a dejar los métodos anticonceptivos, y otros investigarán cuál es la mejor manera de conseguir el anhelo de la maternidad.
Uno de los primeros puntos a considerar en esta búsqueda es que concebir un hijo no es algo que se dé naturalmente en todos los casos; si bien existen parejas afortunadas que logran un embarazo de término al primer mes de intento, la mayoría de las personas debe desarrollar la paciencia, puesto que la concepción de un hijo puede tomar hasta un año en condiciones normales.
Lo importante es saber esto para poder lidiar de una manera más informada con la frustración que implica el no poder concretar los sueños. Algunas parejas esperarán tres, seis y hasta doce meses antes de poder conseguir un embarazo. Y hay un porcentaje que no lo logrará con métodos naturales.
La norma indica que se debe consultar con un médico si después de un año de intentarlo sin ningún método anticonceptivo no se logra concebir; la excepción es para las mujeres mayores de 35 años, donde lo indicado es hacerlo luego de seis meses. De detectar algún problema en alguno de los dos progenitores, se dará comienzo un largo camino de tratamiento de baja o alta complejidad, procesos que está marcado por el estrés y la ansiedad.
Como psicóloga de la Clínica IVI Santiago, todos los días converso con parejas y personas que están sometidos a tratamientos de infertilidad. No es un proceso fácil, y es decisión de cada persona o pareja si quieren compartirlo con su círculo cercano. Durante el tiempo que dura un tratamiento de alta complejidad, como una Fertilización In Vitro, es importante recordar el propósito de llevarlo a cabo, ese deseo de ser madre o padre, que a veces se diluye en el estrés de la espera. El apoyo de la pareja, o de la familia es fundamental para salir adelante, sobre todo en pacientes que no han tenido éxito con el primer tratamiento.
En estos casos, lo importante es darse un espacio de reflexión para poder conversar respecto de lo que se ha vivido, y valorar que lo vivido, por más doloroso que sea, no ha sido en vano y ha servido para ayudar a continuar recorriendo este camino. Tampoco se debe olvidar que hace poco tuvimos un término de año, que hubo instancias de fiestas, de encuentros familiares, próximamente para algunos vendrán vacaciones, momentos de pausa, instancias a compartir en pareja, con amigos que también hay que darles valor, para entender que la vida va más allá del tratamiento.
A todos aquellos que tengan este bello proyecto para este año que comienza: ¡Enhorabuena y energías positivas para el camino de la paternidad!
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