Por el Comité editorial de IVI Santiago
La laparoscopia es una cirugía que se utiliza para poder revisar el estado de los órganos pélvicos, las trompas de Falopio, los ovarios y el interior del útero y, además, poder incluso tratar algunas de las enfermedades que se puedan detectar en ellos.
Es un procedimiento médico mucho menos invasivo que la cirugía abierta, por lo que la mayoría de las pacientes que se someten a esta intervención no necesitan ingreso hospitalario y a las pocas horas de la cirugía pueden volver a casa.
¿Qué tipos de laparoscopia existen?
La laparoscopia ginecológica puede realizarse por diferentes causas, lo que hace existan dos tipos diferentes:
- Laparoscopia de diagnóstico: con esta técnica lo que se busca es poder estudiar de forma más precisa cuál es el estado de los órganos pélvicos, las trompas de Falopio, el interior del útero, el endometrio y los ovarios. Sirve para detectar cualquier problema o anomalía, inflamaciones o lesiones que estén provocando sangrados, dolor o incluso infertilidad en la mujer.
- Laparoscopia quirúrgica: se lleva a cabo para poder intervenir a la paciente que lo necesita sin tener que realizar una cirugía abierta.
¿Qué patologías se pueden intervenir con la laparoscopia ginecológica?
Una vez se han detectado las anomalías o enfermedades, si estas pueden ser tratadas al momento, se utiliza la laparoscopia quirúrgica para poder aplicar el tratamiento o eliminarlas.
Algunos de los procedimientos que se pueden hacer con este tipo de cirugía son:
- Tomar muestras para hacer biopsias.
- Extirpar pólipos o miomas.
- Llevar a cabo una ligadura de las trompas de Falopio.
- Detectar y eliminar quistes en los ovarios.
- Tratar la endometriosis.
- Tratar el prolapso pélvico.
- Detectar el cáncer de ovario y, en algunos casos, hasta eliminar el tumor.
- Llevar a cabo una histerectomía.
- Detectar y tratar el cáncer de endometrio.
- Tratar el embarazo ectópico.
- Reparar o extraer la parte del útero que esté dañado.
- Reparar o extraer el ovario que esté dañado.
- Reparar o extraer las trompas de Falopio.
- Extirpar ganglios linfáticos.
¿Cómo se realiza una laparoscopia ginecológica?
Para poder llevar a cabo una laparoscopia ginecológica, el médico especialista procederá a dormir a la paciente con anestesia general.
Una vez la paciente está sedada, se realiza una pequeña incisión por debajo del ombligo y se introduce en el abdomen dióxido de carbono para hincharlo y que sea mucho más sencillo poder ver el interior.
Una vez realizado esto, se introduce el laparoscopio, que es un aparato muy estrecho y largo que tiene una luz en la cabeza y una cámara conectada al monitor, desde donde el médico puede ver el interior y observar todo tipo de anomalías que pueda haber.
Si durante el proceso se detecta que hay alguna patología que pueda tratarse en el momento, el especialista procederá a llevar a cabo el tratamiento que corresponda, ya sea para extirpar, reconstruir o extraer una muestra para realizar una biopsia.
Por tanto, la laparoscopia es una técnica poco invasiva que facilita que la recuperación sea mucho más rápida y menos dolorosa que una intervención abierta.
¿Cuáles son las ventajas de la laparoscopia?
Las principales ventajas de que el médico pueda llevar a cabo una laparoscopia ginecológica son:
- La intervención es mucho menos invasiva que una operación abierta.
- El riesgo de infección es mucho menor.
- El sangrado es mucho menor.
- La recuperación es más rápida y menos dolorosa.
- El tiempo de hospitalización es más reducido. En algunos casos la paciente puede volver a casa el mismo día, o permanecer ingresada en el hospital durante 24 o 48 horas si no hay complicaciones.
- Tras una semana de reposo, la paciente puede llevar a cabo una vida normal.
- La cicatriz es diminuta, por lo que prácticamente no se ve.
¿Qué complicaciones pueden aparecer?
Al igual que con cualquier tipo de procedimiento quirúrgico, la laparoscopia puede tener, también, algunas complicaciones. Pero hay que tener en cuenta que estas no suelen ser muy frecuentes.
Algunas de las complicaciones pueden ser:
- Fuerte dolor en la zona del abdomen.
- Sangrado vaginal.
- Malestar general.
- Lesiones en el intestino.
- Lesiones en la vejiga.
- Reacciones a la anestesia.
- Inflamación abdominal.
- Infección en la incisión que se ha realizado para introducir el laparoscopio.
- Hematoma alrededor de la incisión.
Ante cualquier síntoma que el médico no haya explicado a la paciente como normal, esta debe acudir a consulta con urgencia para que se pueda valorar qué es lo que está pasando y tomar medidas al respecto.
La laparoscopia y la fertilidad femenina.
La laparoscopia puede ser una gran aliada para la fertilidad femenina, puesto que gracias a esta cirugía poco invasiva se pueden corregir anomalías que dificulten el embarazo. Como, por ejemplo, reparar las trompas de Falopio o extirpar quistes que dificulten la fecundación de los óvulos.
Es importante acudir al médico ginecólogo para llevar a cabo las revisiones periódicas que sean necesarias y, en el caso de tener alguna patología previa o problemas para conseguir un embarazo, acudir a la consulta con la frecuencia que el médico estime necesario.
El especialista llevará a cabo las pruebas diagnósticas que crea oportunas para determinar qué es lo que está dificultando la posibilidad de un embarazo y, si es necesario, procederá a realizar una laparoscopia, ya sea diagnóstica o quirúrgica.
Fuentes:
- Patel, R.M., et al. (2021), “Fundamentals of laparoscopic and robotic urologic surgery, Campbell-Walsh-Wein Urology, Philadelphia, PA, Elsevier.
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