Por el Comité editorial de IVI Santiago
Los desequilibrios hormonales, así como los problemas en el aparato reproductor en la mujer, pueden interferir con el correcto desarrollo de un embarazo. Si bien, cada caso de maternidad merece un diagnóstico y una atención diferente, es importante aclarar desde el punto de vista médico cuáles son esas anomalías que se podrían presentar a lo largo de una gestación. Para efectos, se estaría hablando de un Embarazo Ectópico (EE) o de un Embarazo Tubárico que es frecuente en la población femenina, aunque es una información que sigue siendo analizada por los expertos en materia de fertilidad desde hace mucho tiempo atrás. En IVI Santiago te explicamos qué es y cómo se diagnostica.
Si hay que hablar sobre las cifras del embarazo tubárico resulta oportuno recalcar que en Chile se estima que afecta a unas 10,37 mujeres por cada 10.000 que estén en edad fértil. Por otro lado, fue en el año 2004 que esta condición encendió las alarmas de los especialistas, dado que representó entre el 5% y el 12% de las muertes maternas, conforme a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) conjuntamente con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
¿Qué es un embarazo tubárico?
Un dato que no se puede pasar por alto es que los embarazos tubáricos pueden afectar a las damas desde los 26 a los 30 años. Sin embargo, existen diferencias entre un embarazo normal y uno ectópico. Por ejemplo, una gestación normal empieza cuando el óvulo es fecundado por los espermatozoides y se adhiere en el revestimiento del útero (endometrio). Ahora bien, un embarazo ectópico igualmente inicia con la fecundación del ovocito con el esperma, pero toma un rumbo diferente: el óvulo se implanta fuera de la cavidad uterina.
No obstante, se habla de un embarazo tubárico, cuando el óvulo se aloja en las Trompas de Falopio, queda atrapado y no termina su recorrido que va desde el ovario hasta el útero. En este sentido, es oportuno recalcar que el embarazo ectópico también puede darse en otras zonas del aparato reproductor femenino como en los ovarios, en la cavidad abdominal y en la zona inferior del útero. Lo que los especialistas reiteran en cualquier espacio y momento, es que una gestación de esta naturaleza no puede llegar al término, dado que el óvulo no sobrevivirá en un entorno donde el sangrado puede ser abundante a raíz del aumento del tejido del endometrio.
¿Cómo se diagnostica un embarazo tubárico?
Resulta oportuno destacar que un especialista no puede detectar un embarazo tubárico sin antes someter a la paciente a una serie de exámenes médicos. Ocurre lo mismo con los casos de los embarazos abdominales o los embarazos cervicales. A esto se le añade que la incidencia del embarazo tubárico es del 6% al 16%. Adicional, se produce durante el primer trimestre de la gestación provocando dolor o metrorragia (pérdida de sangre) y se caracterizan como los primeros signos de alerta a los que el médico y la paciente deben estar atentos.
- Un análisis de sangre conocido como hCG cuantitativa: consiste en una prueba de sangre cuya función es medir el nivel de la hormona llamada gonadotropina coriónica humana (hCG, por sus siglas en inglés), que se genera por la placenta.
- Una ecografía transvaginal: mediante ese examen médico, el especialista podrá determinar en qué ubicación se originó el embarazo ectópico; bien sea en las Trompas de Falopio (embarazo tubárico), en la zona abdominal (embarazos abdominales) o en el cuello uterino (embarazo cervical).
- Un tacto vaginal: sin lugar a dudas, este método para diagnosticar un embarazo tubárico sigue siendo efectivo, pues permite localizar aquellas áreas donde la paciente presenta dolor recurrente o molestias. Vale enfatizar que, esas molestias pueden definirse como síntomas de embarazo tubárico, por lo que se destaca la ausencia de la menstruación, náuseas, dolor en las mamas, sangrado vaginal, así como el incremento de la micción (ganas de orinar con frecuencia).
Acompañamiento emocional y psicológico durante un embarazo tubárico: ¿cómo puedo afrontar la situación si soy madre sin pareja por elección?
En este punto, es importante hacer un paréntesis y tocar un tema álgido: ninguna mujer, sea cual sea su edad, está preparada para encarar una noticia de esta naturaleza. Tener que interrumpir un embarazo ectópico es una de las situaciones más complejas a las que una madre puede enfrentarse. ¿La razón? Este tipo de gestaciones son detenidas porque ponen en riesgo la vida de la paciente y del bebé. Por ejemplo, se sabe que entre la 6° y la 7° semana aparecen los síntomas más fuertes como el sangrado vaginal que, a la par, puede terminar en un aborto espontáneo o en una finalización del embarazo tras una intervención quirúrgica.
Dicho panorama es tan desolador como desalentador para cualquier mujer, sobre todo si la mujer ha decidido ser madre sin pareja por elección, ya que tendrá que recurrir a otras personas cercanas para generar algún tipo de contención emocional, como familiares, amigas, etc. También existe el caso de que tengan que enfrentar la situación o parte del proceso solas. Una de las recomendaciones de los especialistas en maternidad es que el apoyo emocional de los familiares y de los amigos es vital para que las afectadas puedan superar de la mejor manera un episodio de esta índole. Aunado a esto, es importante que la paciente también acuda a grupos de apoyo y de duelo en donde reciba la asesoría psicológica pertinente. El simple hecho de hablar, de compartir las emociones y los lamentos, las dudas y los temores hacen más llevadera lo sucedido.
En este sentido, en IVI Santiago disponemos de la Unidad de Apoyo Psicológico para las pacientes que deban encarar la terrible noticia de un diagnóstico como el embarazo tubárico. Nuestros especialistas están activos para atender los procesos de aquellas mujeres que deseen convertirse en madres una vez más, luego de atravesar una interrupción de un embarazo. Es de mencionar que la elección de ser madre tras superar el duelo, al igual que la elección del tratamiento de reproducción asistida, siempre debe estar asesorada por un médico especialista. No en vano, es una de las mejores vías que tiene una futura madre para dejar atrás un episodio como éste. El proceso en cada mujer es distinto y se deben respetar sus tiempos de recuperación emocional.
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